Baeza y Úbeda son dos maravillas arquitectónicas del Renacimiento español. Dos ciudades jienense a penas a 10 kilómetros de distancia. En 2003 la UNESCO declara ambas ciudades Patrimonio de la Humanidad por su extraordinaria arquitectura renacentista.

Plaza Primero de Mayo, Úbeda

Historia

En 1212 tuvo lugar la batalla de Las Navas de Tolosa. A partir de ese momento, Jaén se convierte en la base para penetrar los reinos musulmanes hacia el sur por el desfiladero natural de Despeñaperros. Se abre así un paso importantísimo en la historia de la reconquista. Las ciudades de Baeza y Úbeda obtuvieron gran importancia durante esa época de las luchas contra el infiel por encontrarse en la frontera entre los reinos cristianos y las taifas musulmanas, y más adelante entre los reinos cristianos y el reino de Granada.
Baeza cae en manos del rey castellano, Fernando III, el Santo en 1227. Fernando III de Castilla conquistada Úbeda a los moros en 1234. A partir de esos momentos Úbeda se convierte en villa fortísima. Ambas ciudades fueron ciudades fronterizas durante 200 años. Estas ciudades comparten una rica historia ligada a la época del Renacimiento español, cuando fueron centros culturales y artísticos de gran importancia. Su arquitectura, influenciada por el estilo italiano, refleja el poderío y la prosperidad de la época.
Siglos XVI y XVII
Una vez en manos cristianas, y adquirida una cierta importancia se empezaron a construir los edificios monumentales de acuerdo con la monta de la ciudad. Es en el siglo XVI y XVII cuando estas ciudades alcanzaron su plenitud, transformándose arquitectónica y urbanísticamente. En estos siglos tiene lugar un crecimiento demográfico y económico importante, y es cuando se construyen los edificios públicos, administrativos y eclesiásticos.
Esta monumentalidad, que da a estas ciudades un cierto encanto que no se le escapa al viajero, se alcanzo gracias al arquitecto renacentista, Andrés de Vandelvira, y la protección del secretario de estado del emperador Carlos V, Francisco de los Cobos. Por cierto, Francisco de los Cobos descansa en la capilla de El Salvador del Mundo en la bella plaza Vázquez de Molina en Úbeda.
Baeza es conocida por su impresionante conjunto histórico, donde se destacan la Catedral de Santa María, la Fuente de Santa María, la Plaza del Pópulo y la Universidad de Baeza, que data del siglo XVI. Los palacios, iglesias y casas señoriales adornan sus calles empedradas, transportando a los visitantes a una época de esplendor cultural y artístico.


Úbeda, por su parte, se caracteriza por su magnífico conjunto arquitectónico renacentista, donde sobresalen la Sacra Capilla del Salvador, el Palacio de las Cadenas, el Palacio de Vázquez de Molina y la Plaza Vázquez de Molina. Cada rincón de esta ciudad rebosa historia y belleza, con calles estrechas y plazas encantadoras que invitan a perderse en su encanto.


Visitar Baeza y Úbeda es sumergirse en un viaje en el tiempo, donde se puede apreciar la grandeza del Renacimiento español en cada esquina, mientras se disfruta de la hospitalidad y el encanto de estas dos ciudades únicas.
Belleza paisajística y situación geográfica privilegiada

Úbeda y Baeza son dos miradores espectaculares de la Sierra de Mágina, el valle del Guadalquivir y el vasto mar de olivos que las rodea. Además están muy próximas al parque natural más grande del país, Sierras de Cazorla. Las dos ciudades se asientan sobre los cerros al lado derecho del valle del Guadalquivir. Baeza se sitúa sobre tres cerros en una posición bastante elevada sobre el valle entre los ríos Guadalquivir y Guadalimar. Úbeda, llamada la ciudad de los cerros, tiene una situación geográfica privilegiada asomándose desde las alturas al valle del Guadalquivir.
Presente

Además de su patrimonio arquitectónico, Baeza y Úbeda también ofrecen una exquisita gastronomía, destacando platos tradicionales de la cocina andaluza y productos locales como el aceite de oliva virgen extra. Hoy en día estas ciudades subsisten principalmente del sector terciario y el turismo cultural, pero también son centros importantes de producción de aceite de oliva.